Whenever there is you to hold my hand
Todavía recuerdo ese viaje, nos reunimos muy temprano sin importar que había trabajo que hacer, exámenes la siguiente semana y poco dinero en la bolsa.
Tomaste mi mano y dijise -vamos, quiero viajar contigo, mañana nos vamos- No pude negarme ante tus profundos ojos negros azabache y ese chino jugetón que siempre baila en tu frente.
Emprendimos el camino en ese viejo autobús pollero entre señoras con bolsas gigantes de mandado y señores que ocultaban cervezas entre sus abrigos, ignorando que el *psst de cada nueva lata los delataba sin más.
Después de dos horas en el autobús y media más caminando llegamos al paraje que escogiste, con la excusa de que en alguna ocasión habías pasado por ahí con tu familia. No pude evitar la sorpresa de no encontrar más que un par de viejas casas mirándonos con recelo.
-Buenas tardes- llamaste a la primera que topamos -Buscamos un sitio para pasar la noche, mi esposa y yo estamos de paso- No puedo negar que la palabra "esposa" se quedó zumbando en mi oído como un bicho incómodo que sólo logré sacudir con la reflexión de que probablemente era necesario emplearla para un lugar como en el que nos encontrábamos.
En México, como en todo el mundo, con dinero baila el perro y después de algunas gestiones nos encontramos en un pequeño cuarto que olía a barro y no tenía más que un camastro para los dos.
En vista de lo triste del escenario en cuestión decidimos salir a dar un paseo, caminar por el campo (porque no había más que campo) y sentarnos por ahí a fumar mientras entrelazabamos nuestras manos. Todo para aparentar, por lo menos un rato, que el mundo no es tan grande y tan complicado como a veces nos parece. Para pretender que siempre será así, que siempre estaremos juntos en un lugar donde el verde y el azul se mezclan para embriagarnos en paz y placer momentáneo, momento que perdura en eternidad.
Sobre si regresamos o no me temo que no puedo contarles pues las historias felices cuando se prolongan suelen contaminarse de realidad y terminar si no de manera trágica si en alguna dosis de abandono, de olvido o de rutina maliciosa.
Recordemos mejor juntos el paraje, el sentir, el aire de un lugar que sólo podrá existir en nuestras memorias colectivas.
Whenever there is you...
Tomaste mi mano y dijise -vamos, quiero viajar contigo, mañana nos vamos- No pude negarme ante tus profundos ojos negros azabache y ese chino jugetón que siempre baila en tu frente.
Emprendimos el camino en ese viejo autobús pollero entre señoras con bolsas gigantes de mandado y señores que ocultaban cervezas entre sus abrigos, ignorando que el *psst de cada nueva lata los delataba sin más.
Después de dos horas en el autobús y media más caminando llegamos al paraje que escogiste, con la excusa de que en alguna ocasión habías pasado por ahí con tu familia. No pude evitar la sorpresa de no encontrar más que un par de viejas casas mirándonos con recelo.
-Buenas tardes- llamaste a la primera que topamos -Buscamos un sitio para pasar la noche, mi esposa y yo estamos de paso- No puedo negar que la palabra "esposa" se quedó zumbando en mi oído como un bicho incómodo que sólo logré sacudir con la reflexión de que probablemente era necesario emplearla para un lugar como en el que nos encontrábamos.
En México, como en todo el mundo, con dinero baila el perro y después de algunas gestiones nos encontramos en un pequeño cuarto que olía a barro y no tenía más que un camastro para los dos.
En vista de lo triste del escenario en cuestión decidimos salir a dar un paseo, caminar por el campo (porque no había más que campo) y sentarnos por ahí a fumar mientras entrelazabamos nuestras manos. Todo para aparentar, por lo menos un rato, que el mundo no es tan grande y tan complicado como a veces nos parece. Para pretender que siempre será así, que siempre estaremos juntos en un lugar donde el verde y el azul se mezclan para embriagarnos en paz y placer momentáneo, momento que perdura en eternidad.
Sobre si regresamos o no me temo que no puedo contarles pues las historias felices cuando se prolongan suelen contaminarse de realidad y terminar si no de manera trágica si en alguna dosis de abandono, de olvido o de rutina maliciosa.
Recordemos mejor juntos el paraje, el sentir, el aire de un lugar que sólo podrá existir en nuestras memorias colectivas.
Whenever there is you...
Sent By Doña Esa
leave a response