Todo estaba listo, los planos, las armas, los hombres y las mujeres que realizarían la operación, la plaza de los enamorados sería el pinto de reunión, el conflicto armado se había desatado hacía casi un año, el gobierno había colmado el vaso y la gente no estaba dispuesta soportar más, el narcotráfico aprovechaba los disturbios para entregar sus paquetes al lado norte del país, se hablaba que el Presidente había tomado decisiones imprudentes, sus asesores lo habían manipulado a más no poder, empresarios y mandatarios de países del sur lo tenían acorralado, nadie había dicho que ser presidente fuera fácil y menos de un país lleno de negligencias, corrupción e intereses varios.
Todo había comenzado con lo de las inundaciones, las presas se mantenían siempre a su máximo nivel de capacidad, no podía en ningún momento desabastecer a los vecinos de sur del suministro de energía, no era un compromiso de unos años, era un negocio pactado desde antes que muchos de nosotros naciéramos, así era la política, así siempre será. El Edén ubicado en el golfo de la república, un estado al que dios le había regalado las riqueza natural de envidia, pero al que le había dado una ubicación poco envidiable, al estar por debajo del nivel del mar las posibilidades de desaparecer ante el inminente derretimiento de los polos era total, así se pronosticó en su momento y así estaba sucediendo poco a poco. El conflicto comenzó cuando a la Selva, estado vecino del Edén se le comenzaron a inundar algunas de sus regiones, la manipulación de las corrientes hidrológicas propiciaba la inundación de zonas que nunca antes habían sido anegadas, los habitantes de la selva se estaban inundando, perdiendo sus vidas, pertenencias y la dignidad, el gobierno federal maquilaba diferentes justificaciones para dar a conocer a la prensa, manipular al país, la bendición de los medios.
El Edén sufrió afectaciones, pero por más cosas que se intentaran hacer el desastre era inminente, el Edén sería arrasado por las aguas almacenadas imprudentemente en las presas, la naturaleza se haría presente, un grupo de indígenas de la Selva liderados por un ex funcionario del gobierno prendió la mecha de una revolución que no se pensó de diera a estas alturas de la historia, pero los analistas olvidaron la teoría que aseguraba que la historia es cíclica y que tiende a repetirse como un mal sueño.
Así comenzó el conflicto, el grupo armado denominado ejército popular revolucionario contra la injusticia (E.P.R.C.I), se atrincheró en la Selva y una vez que ganó adeptos filtró secuaces en las filas del gobierno, la operación “Hasta la Madre de Agua” tenía como objetivo capturar a los secretarios federales de Gobierno, Energía y el Agua. Todo estaba listo, una vez capturados serían enjuiciados y sometidos ante cámaras que transmitirían vía internet para hacerlos confesar su plan de inundar regiones de la Selva para darle un respiro al Edén. En un cato cívico que celebraría el día internacional de la lengua materna se haría el movimiento para secuestrar a los funcionarios, José y Silvia encabezaban la operación, era un acto suicida, la ventaja del E.P.R.C.I era que los indígenas invitados a la celebración estaban de su parte, la desventaja era que el estado mayor presidencial estaría en el lugar, José confiaba en que el ejército no se arriesgaría a realizar una matanza, así que aprovecharían la confusión para lograr su objetivo, la plaza de los enamorados debía a su nombre a la estatua que estaba en el centro del lugar, dos siluetas unidas casi en espiral de una pareja fusionándose en un abrazo, en un instante la plaza estuvo llena, los funcionarios llegaron , miembros del E.P.R.C.I se confundieron entre la muchedumbre, un estallido, disparos, gritos, humo, José y Silvia con radio en mano dirigiendo la operación, los agentes habían logrado el objetivo, ahora solo tenían que escapar, Silvia comenzó a correr, de pronto un cálido relámpago le hizo perder fuerzas, justo cuando caía José la tomó en sus brazos, el también sintió una ráfaga en su espalda, cayó abrazado con su amada, ambos sentían como la vida se esfumaba, la luz de medio día ya era percibida por sus ojos que se cerraban lentamente, casi al unísono susurraron “Te amo”, de pronto comenzó a llover ahí en la plaza, en la plaza de los enamorados.
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