<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar/33179036?origin\x3dhttp://will-remind-me.blogspot.com', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

the picture kept will remind me

Textos generados a partir de un elemento gráfico.

« Home | Next » | Next » | Next » | Next » | Next » | Next »

Sueños de Otoño

Tres de la mañana. Despierto pensando donde estoy. Hace frío y siento una pequeña brisa. Recuerdo haber dejado la ventana abierta la noche anterior. No le doy mas importancia al asunto, ya que la temperatura no es excesivamente baja. Me arropo con los cobertores y trato de dormir de nuevo. Siguen minutos, uno tras otro, esos momentos en los que el ser trata de escapar en busca del descanso en el sueño, pero aún se encuentra ligado a la realidad. Escucho un silbido, y entre sueños veo la cortina ondular debido al viento. Recordé como días antes un gato había entrado a la casa, y no deseando la compañía de tan solícito huésped, me levanté a cerrar la ventana. No pude evitar sentir un escalofrío al ver la silueta del gato correr en el momento en que cerraba la ventana. La campanilla que cuelga de mi cuarto tintineó con el impacto de la ventana, para después quedar en el más profundo silencio.


Regreso a la cama, con sueño, pero sin poder olvidar el detalle del gato. Trato de dormir de nuevo, reina el silencio. No es difícil. Sin embargo empiezo a tener sueños, figuras nebulosas pueblan mi mente, y un desfile de personas pasa frente a mí. Todo esto no parece más que una multitud, donde todos los rostros son iguales, y muestran la expresión del aburrimiento, de la soledad, del hastío. Caras grises, una tras otra. De pronto, en el mar de personas, una salta a mi vista. Sus ojos, de un tono castaño, pero que parecen infinitos y huecos, reflejan una tristeza indescriptible. Pareciera como si una lágrima asomara por ellos. Era fácil perderse en ellos, parecía como sentirse atraído por una corriente invisible. Pero lo más impresionante era la blancura de su piel. Parecía nieve, pero era de un tono tan espectral que no parecía real. La sensación que tuve al contemplar ese tono blanco me hizo desviar la mirada inmediatamente, pero su atracción era tan fuerte que no pude evitar contemplarla de nuevo. Mientras la multitud seguía avanzando, lenta pero inexorablemente, ese rostro seguía ahí. Cerré los ojos de nuevo espantado por esa cara, que aunque era hermosa, producía un terror infinito. Al abrirlos, ya no estaba ahí. La multitud parecía también desvanecerse. Poco a poco, la inconsciencia se empezó a apoderar de mí, y su recuerdo lejano desaparecía poco a poco.

Amanece. Se escucha el canto de los pájaros y un rayo de luz entra por la ventana. El sonido de la campanilla me despierta, y abro los ojos. La ventana está abierta. En un rincón de mi cuarto, un par de ojos huecos me observan con insistencia. Esta ahí, y no puedo hacer nada.


sent by skynet

leave a response