Hace muchos años, en la era de los grandes imperios, castillos y caballeros, vivió un gran ebanista, había perfeccionado la técnica de tallado de madera a tal grado que podía hacer cualquier cosa con una gubia y un pedazo de madera.
Comenzó a hacer mascaras… eran perfectas, eran increíblemente perfectas. Muchas veces en aras de la perfección, hacia bromas a sus amigos, haciendo una mascara de ellos mismos. El ebanista se ponía la mascara y salía a la calle… los vecinos fácilmente lo confundían y el sentía que su ego crecía, pues demostraba su perfección. Un día cansado de hacer siempre lo mismo, decidió probar fortuna y comprarse otras vidas…
Así pues, cerro su casa, tomo sus herramientas y salio al mundo. Después de algunos días de caminar, se encontró con un enorme castillo, era la noche y este estaba iluminado en todo su esplendor, cientos de antorchas iluminaban aquella belleza arquitectónica.
Por las ventanas se alcanzaba a ver muchas personas, Reyes, princesas, reinas, príncipes y caballeros, tenían un festín. Nuestro amigo quiso entrar y cual fue su sorpresa, que antes de poder siquiera acercarse a la gran puerta del castillo, dos enormes lanzas, apuntaban a su cuello. Los guardias, le pedían que se retirara o moriría en el acto. El ebanista, dado sus dotes, se alejo, tomo un pedazo de madera y tallo la cara de un gran Rey. Se la puso y decidido , quiso entrara al castillo de nuevo.
Imagínate el nervio, si era descubierto, lo mataría en el instante de acercarse a la puerta. Con todo el aplomo y seguridad, respiro hondo y se acerco a l a puerta, en el acto, se abrió la puerta y lo dejaron entrara a la sala principal. La fiesta era unas belleza, las princesa, los nobles y los caballeros , le hacían caravana al entrar. Bailo y bebió con príncipes y reinas, Hasta que se harto de lo mismo y decidió investigar en el castillo, bajo al sótano, guiado por el ruido de gritos y el golpear de las copas acompañadas de carcajadas… Era la fiesta de los guerreros de los Reyes que estaban en el castillo, cuando iba a entrara el guerrero mayor, le dijo con toda la cortesía, que o podía alguien de su talla, entrara a un lugar tan vulgar.
Subió por las escaleras, tomo un pedazo de madera y tallo la cara de un fiero guerrero… De ver la mascara daba un miedo indescriptible. Volvió a bajar. Al entrar de nuevo al salón de los guerreros, el silencio hizo un espacio entre la algarabía. Todos los guerreros, se pusieron de pie, y uno de ellos lo guió, hacia la mesa de honor, se sentó y un grandes vítores se escucharon, mientras todos alzaban sus copas y brindaban con el nuevo guerrero, que pronto se sintió en confianza y comenzó a contar las historias, mas sangrientas jamás escuchadas. No solo lo aceptaron, si no que también lo hicieron participe de la guerra. Lo invitaron a formar parte del clan de los guerreros. Y acepto, se fue con ellos rumbo a lo desconocido, a conquistar grandes tierras. Su cara causaba tanto miedo, que se comenzó a hacer leyenda, entre las tribus, que iban conquistando.
Después de conquistar, reinos, de ser el guerrero mas poderoso , de tener el ejercito mas grande, un día, decidió volver a casa… así que de camino, vio en una aldea, una pequeña familia, que a rededor de una fogata, un papa, la mama y dos pequeños, compartían con gran amor todo lo que tenían… Una hogaza de pan.
Esto removió dentro del ebanista todo lo que el quería en la vida.. una familia así… por lo que bajo del caballo y se acercó al hijo mas pequeño, que jugaba con un cachorro, dándole un pedazo de pan. Al acercarse el niño lo miro y dio un gran grito… Se quedo paralizado… la mama pidiendo piedad, se acercó y tomo a su hijo, corriendo a su choza…el papa tomo al otro pequeño y huyo… Todo quedo en silencio, solo el chisporrotear de la fogata, rompía con la soledad del Guerrero. Se acordó que traía la mascara de guerrero, fue al bosque, tomo un pedazo de madera y volvió a tallar una mascara, esta vez era la de un buen aldeano.
Se volvió a acercar a la aldea y fue bien recibido, no solo lo recibieron bien, si no que una bella aldeana se enamoro de el.. se casaron y tuvieron un a familia… El ebanista era feliz.
Solo de vez en cuando, añoraba su casa, su vida antes de salir de ella. Así que ya viejo decidió un día, salir y encontrar su antigua casa, su antigua vida y cerrar ese ciclo… para poder ser completamente feliz.
Un día, salio rumbo a su casa… trataba de recordar, como era, trataba de visualizar a sus padres, a su papa, que le había enseñado el gran oficio… pero casi no lo podía hacer. Cuando llego al pueblo, nadie lo saludo, pues nadie le conocía. Poco a poco empezó a recordar… Las calles, las puertas, los ruidos, le recordaron la vida de hace varios años, parecía que no había pasado el tiempo por el pueblo.
Por fin llego a su casa, la puerta estaba intacta, el había hecho un gran trabajo, tratando la madera y tallando el escudo de su oficio. Abrió la puerta y todo estaba lleno de polvo y telarañas, empezó a recordar, todos los muebles que había hecho con sus manos, pasaba la mano por las vetas de la madera… hasta que llego a la escalera, empezó a subir y en el primer descanso, había un gran espejo… estaba totalmente lleno de polvo.. así que lo limpio con la mano… y se vio… no se reconoció, pero se acordó, que llevaba una mascara, así que se la quieto… le costo un poco de trabajo, poro con una cofia, lo pudo hacer… se llevo un gran susto, pues vio la cara del guerrero… se acordó que también era un a mascara, y vio la cara de un desconocido, era un rey… se la quito y encontró la cara de otro desconocido… Tratando de encontrar su cara, comenzó a desgarrar la piel… el ebanista murió desangrado a los pies de la escalera, tratando de encontrar su cara… tratando de encontrarse…
¿Quién eres tu?
sent by El Gigante